jueves, 26 de noviembre de 2009

PLAYA HASTA QUE ME VAYA

PLAYA HASTA QUE ME VAYA

"A viento y hielo,escarcha en los pelos",me dije a mí mismo junto al mar en un cercano agosto de cuarenta grados Celsius.Luego me pegué un chapuzón,nadando con brio para alejarme de la orilla.Hasta que me cansé,miré para atrás,y me dió pereza adentrarme más,porque luego tendria que volver,y porque como a algún desaprensivo le diera por quitarme la mochila,perderia el bocata,la cerveza semicongelada,los tres petas ya liados,el mp3,las gafas de sol,las llaves,la camiseta,el móvil,el cuaderno con un bolígrafo pinchado dentro de su espiral,para dejar constancia de algún posible cagarro que se me escurriera,el mechero,y por supuesto,cualquier resto de buen humor que pudiera albergar todavia en mi conciencia.

Así que me puse a flotar panza arriba,braceando un poco de vez en cuando de regreso a la orilla.El calor se me desprendió en seguida.Las olas me hicieron sentir mejor.Pero la sensación de desamparo,la soledad de sentirme extranjero en tierra extraña,no logré quitármela.Lo más extraño del caso es que comprendí que es más fácil sentirse sólo estando rodeado de gente.La pareja de la izquierda,con sus arrumacos,sus carantoñas,sus "échame crema en la espalda".La familia de detrás,con sus niños peleones,la barriga de su papá reposando en una hamaca,los gritos de su mamá pidiendo buen comportamiento,la nevera portátil,cofre de quién sabe qué tesoro,tal vez tortilla de patatas,pimientos fritos,filetes rusos,cocacolas y cervezas.Los adolescentes de la orilla,jugando con sus palas de ping-pong.Los castillitos de los niños,tan bien hechos que seguramente fueron construidos por sus respectivos padres,más entusiasmados que sus hijos en tales menesteres arquitectónicos.Las tetas al aire de esas tres adolescentes de la derecha,cuesta no mirarlas fijamente,aun arriesgándome a que me llamen pervertido.Las dos parejas de guiris semicalcinados,que previsiblemente pasarán mala noche.No entiendo que siendo más europeos,y por lo tanto,más avanzados que nosotros,se pongan colorao cangrejo,arriesgándose a un cáncer de piel,y no sepan que hay que ponerse crema protectora,sobre todo si eres tan rubio y tan blancucho como ellos.Los grupos de gente mayor practicando su deporte favorito,consistente en caminar por la orilla,playa arriba y playa abajo,que es muy bueno para la circulación.La itinerante insistencia de diversas mujeres chinas,con su oferta de masajearte los pies por un par de euros.O la peregrinación de ciudadanos de Afrika vendiendo gafas de sol,discos con películas,latas de refresco,o cualquier otra cosa que pueda contribuir a mantener su humilde subsistencia.

Tanta gente contribuyó a que,una vez sentado sobre la toalla,con el mar todavia resbalando cuerpo abajo,decidiera definitivamente lo que tenia que hacer,y me lo dijera en voz alta,como rúbrica del pacto que acababa de acordar conmigo mismo.

-Yo me vuelvo.

Y lo hice.

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